lunes, 7 de septiembre de 2009

ATARDECER


Bueno hola a tod@s de nuevo, jejjejjeje,
aki les dejo el principio de Atardecer, el prefacio y el primer capi, espero q les guste, jejejejeje
besos

Prólogo

En la Academia Medianoche nada es lo que parece, pero él busca la verdad, pero en vez de encontrarla hallará el amor, una atracción peligrosa que le llevará por el camino del dolor, el odio y la desesperación. La lucha contra el lado oscuro de la Academia le hará encontrarse con un secreto que hará suyo. La mentira y el amor se mezclarán peligrosamente en su búsqueda.
Medianoche desde la visión de Lucas.

Capitulo 1: El primer encuentro

Estábamos en septiembre, pero mi cuerpo estaba ya caliente a causa de que llevaba toda la noche andando de un lado a otro. El plan era sencillo, entrar, descubrir, no ser descubierto y salir, eso en teoría, pero no iba a ser tan fácil, de eso estaba seguro, mi temperamento y el odio que les tengo son un gran factor en mi contra, lo más seguro es que tenga que huir y por ello era mejor saber por dónde sin vacilar y sin que me pille desprovisto de toda la información para hacerlo. Me tiré toda la tarde de ayer estudiándome los diferentes planos que tenía en mi poder, me los sabía de memoria. No había muchos sitios habitables a los alrededores, la gente parece ser lista, escapa siempre de aquello que es peligroso aunque sea inconscientemente y ese era el caso precisamente. El pueblo más cercano era Riverton, no es que fuese más grande que una aldea, pero al menos estaba lo suficientemente bien comunicado como para servir en caso de necesitar una huida rápida, eso sumado a que estaba situado al otro lado del río, me daba una ligera ventaja si había que salir de forma abrupta de aquel lugar.
El cansancio aún no se había apoderado de mi ser, aunque si sentía cierta debilidad en las piernas por la enorme caminata, había hecho los mismos caminos una y otra vez, hasta que estuve seguro de que en una situación de estrés supiera encontrar los caminos sin problemas.
Me adentré al alba en el agreste bosque que rodeaba el internado por su lado suroeste. La niebla lo cubría todo con su manto, aún así la silueta del la Academia Medianoche se alzaba imponente detrás de ésta como un espectro vigilante y acechante. Me arrebujé más en mi abrigo pues el frío de la mañana parecía aún más gélido en aquel lugar.
Todo estaba muy solitario, ni siquiera se oía sonido de algún animal, todo era de lo más tétrico y deprimente. A partir de ahora estaría solo, aquel sitio era sin duda el lugar más aislado de tantos donde he estado y, por supuesto, el más peligroso siendo mi persona.
Me acerqué despacio a la terrorífica construcción de estilo gótico, doscientos años después de su construcción y todavía conservaba ese lado oscuro al igual que el fin para el que fue hecha. La fachada era, sin embargo, algo digno de ver, las gárgolas que vigilaban la entrada y cualquier lado de ésta parecían estar vivas dentro de la piedra, la enorme puerta de la entrada que dejaba paso a el horror del interior estaba bastante ornamentada, pero en sí era bastante artística.
Me la quedé mirando largo rato dejando las dudas y los posibles miedos ocultos entre el follaje de aquel bosque, de ahora en adelante no se me permitiría dudar ni temer, solo averiguar y actuar.
En ello estaba cuando una de las pesadas puertas se abrió, sin quererlo todo mi cuerpo se tensó en un instante, preparándose para la lucha, me escondí un poco más entre los árboles del bosque, pero sin perder de vista la entrada del internado. Por ella salió una chica pelirroja con una chaqueta vaquera y una bandolera sobre el hombro, nada más salir se paró y giró sobre sus pies para mirar hacia la parte alta de la estrambótica construcción, tras lo cual salió andando apresuradamente hacia el bosque por una ruta cercana a donde yo me encontraba, pero conforme se fue adentrando entre los árboles y arbustos sus pasos fueron acelerando hasta convertirse en una carrera casi desesperada. Me miró, no sé como, pero nuestros ojos se encontraron y en los suyos el pánico era algo palpable, huía, estaba huyendo de aquel lugar y, posiblemente, de alguien que estuviera en su interior. No lo pensé dos veces antes de salir tras ella, alcanzarla y protegerla era el único pensamiento que llenaba mi cabeza, pues parecía alguien frágil y débil, su piel blanquecina inducía a pensar justo en eso.
Corrí detrás de ella, mirando a todos lados y atento a cualquier cosa que no fueran nuestros pasos, me vio y comenzó a correr más rápido, “¡Caramba que rápida es!”, pensé mientras aceleraba el paso para darle alcance. No vi a nadie, pero no quería decir que el peligro no acechara, ya que, como bien sabía yo, no siempre se oye al que te está dando caza.
Poco a poco le fui dando alcance, la verdad es que era la chica más rápida que había visto, pero la adrenalina en momentos de tensión al dispararse consigue que la gente lleve a cabo logros superiores a los que pueden llevar a cabo en cualquier momento. Tropezó con una piedra, casi se cae, pero consiguió mantener el equilibrio y seguir huyendo, lo cual me dio ventaja sobre ella. Al fin la alcancé y la plaqué contra el suelo, cubriéndola con mi cuerpo. Cayó de espaldas, soltando un “¡Ah! al hacerlo. Al sentirla bajo éste y saber que estaba segura miré a todos lados, incluidas las copas de los árboles y los matorrales mientras le preguntaba tapándole la boca para que no gritara:
- ¿Has visto quién te perseguía? – le susurré y retiré mi mano de sus labios para que pudiera contestar.
- ¿Te refieres además de ti? – la miré sorprendido “¿No la estaba persiguiendo nadie? ¿Entonces por qué corría de aquella forma?”
- ¿De mí? – no entendía a que se refería, aún así no me fiaba y, solo por si acaso, volví a mirar hacia atrás preparado para un posible ataque.
- Yo solo corría – volví a fijar mi mirada en ella – El único que me perseguía eras tú. – sus palabras me abofetearon en la cara.
- Quieres decir que creías que… - me retiré de inmediato de ella, pues yo no era un peso pluma exactamente – Ah, vaya, lo siento. No era mi intención… Tía, debo de haberte dado un susto de muerte.
- Entonces, ¿tu intención era ayudarme? – me preguntó atónita aún recuperando el aliento tras la frenética carrera. Asentí con determinación.
- Sé que debo de haberte asustado y lo siento muchísimo. Creía que…
Pero no me dejó terminar. Estaba conmocionado, era la primera vez que le pegaba un susto como ese a alguien y sin razón, podía ver en la cara de la chica el miedo y la confusión aún reflejados. Levantó un dedo en mi dirección y lo puso cerca de mis labios, pero sin tocarlos, me pareció de lo más extraño, pero creí sentir corrientes eléctricas saliendo desde ella hacia mí. Entonces articuló las palabras que confirmaron su casi estado de shock, jadeando y entrecortadamente dijo.
- ¿Te… quieres… callar? – dejé de hablar y me quedé solo observándola sin atreverme a moverme siquiera, no quería que se asustase de nuevo y comenzara a gritar, no era seguro.
Apoyó su cabeza en el suelo, suspirando, la había asustado más de lo que parecía. Se frotó los ojos fuertemente, tanto que me dio miedo que se hiciera daño, sin embargo, poco a poco comenzó a respirar hondamente. Hasta ese momento no me había fijado en ella exactamente, la verdad era que era bastante guapa aunque tenía un aspecto desmadejado y tembloroso. Se incorporó lentamente y sin apartar la mirada de mí me dijo:
- ¿Por qué me has tirado al suelo? – estaba un poco enfadada.
- Pensé que teníamos que ponernos a cubierto y escondernos de quien estuviera persiguiéndote, de ese que al final ha resultado ser, esto… nadie. – La vergüenza se apoderó de mí al igual que le cansancio acumulado, la carrera había consumido todas mis fuerzas. Agaché la cabeza mirando al suelo sobre el que estábamos echados. No sabía qué decir ni qué hacer, no me habían entrenado para aquel tipo de situación. Pero el silencio fue interrumpido por la voz de la chica.
- Eres alumno de la escuela – afirmó.
- Bueno, voy a serlo – mi voz era casi un susurro y no levanté la mirada por miedo a su reacción - ¿Y tú? – le pregunté, la curiosidad había reemplazado un poco a la vergüenza que sentía. La miré de reojo a tiempo para ver como asentía mientras soltaba su pelo y volvía a recogérselo de nuevo en un moño.
- Es mi primer año. Mis padres encontraron trabajo de profesores, así que… me toca pasar por el aro – su respuesta me pilló por sorpresa, no me hizo nada de gracia.
Fruncí el ceño, no entendía como iba a ser posible eso. Había sentido el latir de su corazón bajo mi peso, pero sus palabras me descuadraron un poco ¿Cómo serían sus padres? Otro misterio que se me planteaba y que de seguro resolvería al verlos, sin duda. Esto cada vez se complicaba más y solo acababa de comenzar. Ya no me sentía tan seguro como antes, ¿A cuántas cosas más sin planear me tendría que enfrentar? Y eso que me habían dicho que no sería tan difícil, pero de seguro que no sería la primera vez que tuviera que enfrentarme a ello y menos en este sitio.
La inquietud me golpeó ante esa pequeña revelación, por lo visto había cosas que no nos habíamos planteado antes de mi llegada aquí. Me fijé en que la chica me seguía mirando expectante. Me costó muy poco reponerme y fingir que no era nada del otro mundo lo que me acababa de decir. Me senté y le tendí la mano para ayudarla a incorporarse de la tierra húmeda.
- Lucas Ross – me presenté, después de todo era lo más correcto.
- Hola – me respondió aún conmocionada y extrañada seguramente por mi comportamiento – Bianca Oliver.
- El corazón te va a mil por hora – le dije al escuchar el golpeteó de su corazón contra sus propias costillas. Le miré de nuevo a los ojos preguntándome porqué habría salido de allí corriendo de aquella forma si nadie la perseguía, con aquel miedo en los ojos. – Vale, - mi curiosidad de nuevo ganó en aquel caso – si no corrías porque te persiguiera alguien, entonces ¿por qué corrías de esa manera? Porque a mí no me pareció que estuvieras haciendo footing precisamente.
- He madrugado para… bueno, para escaparme – me dijo bajando la voz, ahora era ella la que se encontraba azorada. Su mejillas tomaron un ligero color rosado sobre su piel blanquecina, lo que la hizo verse un poco mejor.
- ¿Tus padres no te tratan bien? ¿Te pegan? – necesitaba saber el porqué de su actuar, no era lo normal, aunque como yo ya bien sabía, en aquel lugar nada era normal.
- ¡No! – casi me chilló – No es eso – dijo bajando de nuevo la voz – Es que no quiero ir a esa escuela. Me gustaba la de mi pueblo y, además, la Academia Medianoche es… es tan…
- Pone los pelos de punta – terminé por ella.
- Eso – confirmó.
- ¿Adónde ibas? ¿Has encontrado trabajo en alguna parte o algo así? – el color de sus mejillas se tornó aún más rojas de lo que estaban anteriormente.
- Ah, no. En realidad no me escapaba de verdad, solo estaba llevando a cabo una… declaración de principios. O algo así. Pensé que si hacía una cosa por el estilo, mis padres por fin comprenderían lo mucho que detesto estar aquí y tal vez nos iríamos. – la miré incrédulo ¿de verdad creía que sus padres le iban a hacer caso porque ella se escapara? O esta chica estaba loca o sus padres siempre le daban lo que quería porque sino… no se podía contemplar que pensara de aquella forma a su edad, pues supuse que tendría más o menos los mismos años que yo. Pero su descripción me hizo recordar una de tantas travesuras que había llevado a cabo contra las intransigencias que, a veces, me imponían mis padres. Sonreí.
- Como yo con el tirachinas
- ¿Qué? – vaya parecía que lo había dicho en voz alta. En fin, intenté explicarme.
- Cuando tenía cinco años, pensaba que mis padres estaban siendo injustos conmigo y decidí irme de casa. Me llevé el tirachinas porque ya era todo un machote, ya me entiendes, y podía cuidar de mí mismo – además, pensé para mis adentros, debía estar preparado para un posible ataque – Creo que también me llevé una linterna y un paquete de Oreos.
- Creo que ibas mejor preparado que yo – me dijo con una sonrisa en los labios, parecía estar recuperada casi del todo. Le conté como me había resistido pegado a la valla del patio trasero y como, tras empaparme bajo la lluvia y coger un empacho tras comerme las Oreos volví a entrar a mi casa y mi madre hizo como si no hubiese ocurrido nada.
- Lo mismo harán tus padres. Lo sabes, ¿no? – le pregunté mirándola de reojo. Parecía muy abatida al darse cuenta de la triste realidad, lo cual me hizo pensar que, a lo mejor, aquella chica tenía un sexto sentido y había averiguado que en aquel sitio pasaba algo horrendo por lo que no quería quedarse allí. - ¿Quieres irte de aquí de verdad? – le pregunté seriamente, si ella quería salir de aquí, a lo mejor podía darle una vía de escape.
- ¿Te refieres a… huir? ¿A escaparme de verdad? – estaba sorprendida ante mi pregunta. El horror se marcó en sus ojos haciéndose patente ¿qué era lo que le asustaba? – No, no quiero – me contestó tras tranquilizarse un poco – Volveré y me prepararé para ir al cole como una niña buena. – su cara de mártir me hizo sonreír sin poder evitarlo.
- Nadie te obliga a comportarte como una niña buena – le dije con la sonrisa aún en los labios preparado para una posible retracción de su decisión. Sin embargo, sus palabras me hicieron cabrearme un poco.
- Es que… la Academia Medianoche… No sé si voy a saber encajar en este lugar - ¿quién querría hacerlo? Yo no desde luego, además ella no tenía porqué quedarse si no quería, había miles de lugares mejores que éste la verdad. Pero al mirarla para recriminarle todo ello me di cuenta de que me estaba preocupando demasiado por aquella chica ¿pero qué narices me estaba pasando? Era una completa desconocida y, sin embargo, ya me sentía en la obligación de cuidar de ella, desde el mismo instante que la tuve debajo de mía. De repente se levantó, tan de sopetón que no pude evitar ponerme en tensión y agudizar el oído ante cualquier cosa rara.
- ¿Y qué hacías tú cuando me viste? – me preguntó mientras me levantaba también atento a cualquier cosa, aunque pareció no darse cuenta de mi tensión. Me relajé un poco, no sabía exactamente porqué, pero cada vez me sentía más a gusto con aquella desconocida.
- Ya te lo he dicho, creía que necesitabas ayuda. Por aquí corre gente un poco chunga. No todo el mundo sabe controlarse – le contesté escudriñando a nuestro alrededor y sacudiéndome las hojas que se habían quedado enganchadas en mi jersey - No debería haberme precipitado en sacar conclusiones, pero me pudo el instinto. Lo siento. – el arrepentirme no era mi estilo, pero algo me impulsó a decirle aquello.
- No pasa nada, de verdad. Ya sé que querías ayudarme. – dijo bastante más tranquila de lo que lo había estado antes. Me fijé en un brillo que estaba apareciendo en sus ojos, me gustó aunque todo mi ser me llamaba a ser cauto, no quería volver a asustarla - Me refería a que qué hacías antes de verme. La presentación no empieza hasta dentro de unas horas y es muy temprano. Les dijeron a los alumnos que llegaran sobre las diez.
- Nunca se me ha dado bien seguir las normas. – sonreí, el hecho de que los “alumnos” aún no llegaran era ventajoso para mí.
- Entonces... ¿Eres una persona madrugadora, de esas que se levantan de un salto por las mañanas?
- Ni por asomo, todavía no me he acostado. - Me di cuenta de que al decir aquello las pupilas de Bianca comenzaron a brillar con más intensidad ¿atracción? Resultaba un poco raro, pero por si acaso quise darle buena impresión, ensanché mi sonrisa un poco más, como si quisiera ligar con ella. - . De todos modos, mi madre no podía acompañarme. Está fuera, podríamos decir que de viaje de negocios. Cogí el tren nocturno y decidí llegar a pie, para saber qué terreno pisaba y... – “y poder saber exactamente por donde escapar si las cosas no salen bien” quise añadir, pero eso era demasiada información para una desconocida, así que mirándola directamente a los ojos añadí - … rescatar damiselas en apuros.
- ¿Por qué vienes a Medianoche? A mí me toca pringar por mis padres, pero seguramente tú podrías ir a cualquier otro sitio. A uno mejor. Como... no sé, cualquiera. – preguntó con un poco de indignación como si no pudiera creer que alguien como yo viniese a un sitio como éste por devoción, la entendía muy bien, pero aún así no sabía cómo explicarle o qué explicarle “No mira es que soy un miembro de una organización que va detrás del tipo de “alumnos normales” que suelen venir por aquí, pero como ahora están aceptando otra clase de alumnos nos preguntábamos porqué sería y yo vengo a investigarlo”. No, creo que no sería una buena respuesta para esa pregunta aún siendo la verdad. Dejé de mirarla directamente aunque mis ojos seguían enfocados en su dirección, caminamos hacia la aterradora Academia mientras pensaba una respuesta coherente apartando las ramas a nuestro paso para que no le dieran en la cara, una costumbre aprendida del señor Watanabe, ser siempre caballeroso con las mujeres.
- Es una historia muy larga. – contesté al fin.
- No tengo prisa por volver. Además, aún quedan cuatro horas hasta la presentación. – centré de nuevo mi mirada por completo en ella, mirándola más intensamente, parecía que mis sospechas se estaban confirmando ya que se mostraba ansiosa ante la idea de que la dejara y volver dentro del internado.
- Es que también es una especie de secreto – uno que pesaba como una losa para mi desgracia, pero que por mi seguridad tenía que ser así si no quería encontrar la muerte entre las paredes de Medianoche.
- Sé guardar secretos. – me dijo medio suplicante, medio avergonzada - Es decir, tú vas a mantener en secreto este asunto por mí, ¿no? Me refiero a lo de salir corriendo y morirme de miedo...
- No se lo contaré a nadie. — le dije. Tras pensármelo un momento decidí que mostrarle un poco de la verdad no era tan malo, parecía de confianza y, al menos, no se había puesto a gritar ni entrado en shock así que ¿por qué no? - Hace unos ciento cincuenta años un antepasado mío intentó entrar en el internado. Podría decirse que suspendió – no pude evitar reírme, era otro miembro de la organización que vino también en una misión, lo pillaron y escapó por los pelos dejando un bonito recuerdo en la cristalera de la entrada - . Por eso depende de mí «limpiar el honor de la familia».
- No es justo. No deberías tener que tomar todas tus decisiones en función de lo que él hiciera o dejara de hacer. – me hizo gracia su manera de tomarse mi inusual historia.
- No todas, me dejan elegir los calcetines – me levanté el pantalón para poder enseñárselos. Cuando lo vio su cara se iluminó con una amplia sonrisa, algo en mi interior se removió al verla, casi estuve a punto de levantar la mano y acariciarle la cara cuando me interrumpió.
- ¿Por qué suspendieron a tu retatara lo que sea? – aquella pregunta me bajó el ánimo por un momento, sacudí mi cabeza, no quería hablar de ello, pero ya había empezado así que …
- Se batió en duelo la primera semana.
- ¿Un duelo? Venga, ¿alguien insultó su honor? ¿O fue por una chica? – sus ojos se desenfocaron un momento como si intentara recordar algo
- Pues tendría que haber aprovechado muy bien el tiempo para conocer a una chica en los primeros días de escuela. – me quedé parado en seco mirándola, me di cuenta de que hoy era mi primer día en aquel sitio y ya había conocido a una chica por lo que su pregunta no parecía tan descabellada ahora. Mientras contemplaba sus ojos de un color marrón tierra algo dentro de mí me impulsaba hacia ella, quería acercarme más, lo necesitaba, pero la presencia del internado era muy fuerte. Volví la cabeza para verla, allí omnipresente se alzaba Medianoche, me enervé, odiaba todo aquello que representaba y todos los secretos que guarda, la odiaba con toda mi alma. Aún así seguí hablándole algo más secamente de lo que lo había hecho antes - Pudo haber sido por cualquier cosa. Entonces se batían en duelo a la mínima de cambio. Según la leyenda familiar, empezó el otro tipo, aunque la verdad es que da igual. Lo que importa es que sobrevivió, pero no sin antes romper una de las vidrieras del vestíbulo.
- Ah, claro, hay una con cristales transparentes y no sabía por qué.
- Ahora ya lo sabes. Desde entonces, Medianoche le cerró las puertas a mí familia.
- Hasta ahora.
- Hasta ahora – convine - . Y no me importa. Creo que aquí aprenderé muchas cosas, pero eso no significa que me tenga que gustar lo que veo.
- Pues yo no estoy segura de que me guste nada – su forma de decirlo me hizo darme la vuelta, era como si ella supiera más de lo que parecía, como si conociera lo que aquí se escondía, no pude evitar mirarla de una forma un poco feroz, en ese momento me sentí como cuando estaba delante de un enemigo
- Me gustan las gárgolas, la montaña y el aire puro. Eso es todo. – le dije mirando de reojo hacia la Academia y suavizando mi tono.
- ¿Te gustan las gárgolas? – lo preguntó como si no creyera lo que le estaba diciendo, como si las temiera, ¡qué ironía!
- Me gusta que los monstruos sean más pequeños que yo. – le contesté sonriendo para infundirle valor.
- No me lo había planteado nunca de ese modo. – habíamos llegado a la linde del bosque, nos paramos donde comenzaban los prados que rodeaban el internado. - Le tengo pavor – me confesó como si aún estuviera pensando en escapar de allí mientras miraba fijamente la edificación.
- Todavía no es demasiado tarde para salir corriendo, Bianca – le dije tranquilamente.
- No quiero salir corriendo, pero tampoco quiero estar rodeada de extraños. Cuando estoy con gente que no conozco soy incapaz de hablar, de actuar con normalidad o de ser yo misma... ¿Por qué sonríes? – la había mirado un segundo extrañado para luego contener sonriendo una carcajada.
- Pues a mí me parece que no has tenido muchos problemas para hablar conmigo. – le confesé intentando no soltar la risotada que me inundaba la garganta por la cara de sufrimiento y sorpresa que estaba apareciendo en su rostro. Parecía tan indefensa.
- Contigo... Supongo que... Creo que me asustaste tanto que se me pasó el miedo de golpe - balbució parpadeando nerviosamente.
- Eh, pues si funciona. – me burlé de ella.
- Sí. – su mirada me penetró, tuve una sensación extraña como si fuese un dejavú, de alguna manera aquella chica que era una completa desconocida se había vuelto familiar, como si la conociera desde hacía tiempo y solo nos hubiésemos reencontrado. - Debo volver antes de que mis padres se den cuenta de que no estoy. – dijo afligida, no quería volver allí, pero se resignaba a hacerlo.
- No dejes que te sermoneen.
- No lo harán. – no estaba muy seguro de ello, pero aún así asentí ante su completa seguridad
- Nos vemos por aquí. – me despedí penetrando de nuevo en la penumbra del bosque, sin volverme a mirarla, desplazándome rápido antes de que alguien indeseado me viera.
Me desplacé hasta donde había dejado mis cosas tiradas en el intento fallido de salvarle la vida a aquella chica. En mi cuerpo una sensación de desazón se había instaurado sin saber el motivo justo tras dejarla allí sola, pero supuse que simplemente era el instinto protector que me había impulsado a correr tras ella.
Cogí rápidamente una de las dos bolsas grandes que llevaba y mi mochila de donde las tenía desde la madrugada pasada. Las había escondido antes de hacer la ronda buscando un lugar seguro, ahora tenía que esconder mi material de trabajo en un sitio donde nadie lo descubriera el cual había localizado en lo alto de la torre norte, en un cuarto de almacenamiento al que, al parecer, no subía nadie desde hacía tiempo. Subí sigilosamente las escaleras, escuchando como en el interior de la Academia había gente moviéndose de un lado para otro, por suerte para mí, estaban tan enfrascados en la preparación para la llegada de los alumnos que nadie me vio. Abrí la puerta muy despacio, chirrió levemente por lo que me quedé parado un minuto antes de adentrarme en la pequeña sala llena de polvo. Encontré justo lo que necesitaba nada más traspasar la puerta, un baúl donde descargué mi pesado petate.

Fin del capitulo

bueno espero q lo hayan disfrutado jejejeje, si no me lo dicen y vere lo q puedo hacer, de verdad q agradezco sugerencias.
ahora dos peticiones: 1ª necesito ayuda para hacer una portada para este libro, he echo una la q hay al principio, pero eso es lo maximo q puedo hacer jjjjejejejeje no soy nada buena con programas de dibujo y diseño asi q si alguien tiene una idea la agradezco; y 2ª se q sonare repetitiva pero les pido paciencia a
tod@s, me he dado cuenta de q este proyecto me va a traer de cabeza pero no se preocupen no l@s dejare colgad@s.
besos

7 comentarios:

  1. Muchas gracias ahora mismo empiezo a leerlo tu tranquila que aqui estamos contigo un saludo.
    Alicia.

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  2. vas a hacer adiccion desde la perspectiva de lucas?? y q fue de dnde acaba adiccion?? q pasaaa despues q lucas y bianca escapaaaann!! =S

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  3. no te preocupes claudia todo llegara jejejejje
    ahora solo voy a poner capis desde la perspectiva de lucas sobre medianoche, pero adiccion sigue en renacimiento, q lo pondre mas adelante, no las voy a dejar colgadas no te preocupes de verdad estoy trabajando en ello ok?
    besitos gracias por estar apoyandome leyendo mis lokuras.
    muchas gracias de verdad.

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  4. hola Estrella ya me lei en capi esta bueno como siempre no tienes que cambiar nada de verdad, felicidades... y espero con ansia el proximo capi

    Chao Cuidate

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  5. ME CHOCA que pidas , que si no estan bien tus capitulos te digamos, y yo no se como frejados te puedo hacer entender que tus capitulos son PERFECTOS asi que no me ofendas vale!!!jaja te adoro estrellita
    Yo soy laFan #1. jojo
    p.d sorry me deje llevar pero neta tus capitulos son inmejorables
    p.d 2 sigo buscando una palabra para describir lo que haces (demonios me lleva la que me trajo )la encontrare creeme, aunque tenga que inventarla la tendre muajaa.

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  6. yo qro capiiiiiiiiiiiiiiii !!! :D
    esta super !! por cierto unq t lo dije en el foro
    :D

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  7. woooo0000OOOO000000oooooow me encanta como escrives, eres como mi maestra pr q yo tmbn escrivo, pro no m sale tmbn :-[ ya q, espero q suvas el prox cap pronto
    Soy tu faaaaaaaaaaaaaaaaaaan!!!!!!!!!!!!!!
    te apollo
    adioss

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