domingo, 27 de septiembre de 2009

ATARDECER CAPITULO 2

Bueno, hola a tod@s, por fin aki les dejo el capi 2 de la vision de lucas jejjejeje, siento haber tardado tanto, pero por fin aki lo tienen, espero q les guste,
Besos.

Capítulo 2: El comienzo

Me desperté de sopetón, desconcertado y desorientado, mi respiración estaba alterada hasta límites insospechados, mi corazón latía aprisa y muy fuerte dentro de mi pecho, el cual parecía tener vida propia donde los huesos estaban dispuestos a salir por su propia cuenta de mi cuerpo. Cuando conseguí tranquilizarme un poco, me volví a sobresaltar, las voces se escuchaban por todas partes, fuertes y claras, me levanté de un salto arrojando la manta con la que me había cubierto al suelo, mi postura era tensa, estaba a la defensiva, esperando un ataque, escrutando cada palmo de terreno que me rodeaba, aquella era zona de guerra y no podía bajar la guardia, sin embargo, tras varios minutos de tensión, me relajé al darme cuenta de que los ruidos que oía y las voces provenían de la entrada de Medianoche, en donde se estaban concentrando un gran número de personas con coches lujosos y mucho equipaje. Me sacudí el jersey y los pantalones del uniforme y me los acomodé de un modo adecuado, agarré la manta, la metí en la mochila antes de colgármela al hombro, cogí el petate y me dirigí con paso firme y decidido hacia mi nueva “casa”, al menos lo sería durante el tiempo que aguantara aquí.
Cuando me encontraba a menos de dos metros de la entrada me quedé petrificado al encontrarme cara a cara con la Sra. Bethany, directora del Internado, la ira y la rabia crecían en mí al verla, tan arrogante e imponente como siempre, pero con esa falsa actitud que había lucido el día que me había entrevistado para comunicarme que estaba aceptado en este sitio y darme las normas que estaban impuestas en él.
- Buenos días señor Ross – me saludó con una sonrisa completamente falsa, aunque perfectamente disimulada. Bueno a ese juego podían jugar dos.
- Buenos días Sra. Bethany – le contesté cortésmente con otra sonrisa fingida en mi cara.
- ¿No ha venido su madre con usted?
- No, he venido solo. Mi madre se encuentra en viajes de negocios.
- Qué lástima, me hubiese gustado saludarla de nuevo – si ya eso seguro, pero antes de que pudiera contestarle algo sarcástico, se dirigió hacia otra familia de nuevos alumnos para saludarles y darles la bienvenida.
La miré durante algunos minutos interpretar su falsa, parecía que nadie se daba cuenta de ella, claro que el terror y el nerviosismo tanto de alumnos como de padres ante la visión de la monstruosa construcción era evidentemente algo que jugaba a su favor. Las ganas de arrancarle el cuello volvieron a mí de la misma forma que el día en que la conocí, en ese momento solo mi madre fue capaz de pararme con una sola mirada, esta vez, fue mi consciencia y el estar rodeado de tanta gente lo que estuvo a su favor, la muy escurridiza tenía suerte, pues, por desgracia para mí, tenía prohibido ir o hacer nada en contra de ella hasta que no supiera la verdadera razón del porqué de la nueva “política de admisión” de la Academia Medianoche. Suspiré frustrado y me dirigí directamente hacia el cuarto que me habían asignado en la torre norte.
Al poner un pie en el primer escalón, el nerviosismo comenzó a adueñarse de mí, pero no eran los típicos nervios por conocer a mi compañero nuevo, el cual, según la hoja que me habían dado, se llamaba Victor Stanford, ni por el hecho de que estuviera solo en aquel lugar para llevar a cabo una misión que puede ser suicida si me descubren, no, mi nerviosismo tenía otro carisma, uno que ni siquiera comprendía, pero del cual estaba claro el motivo, era a consecuencia de ella, de la chica pelirroja. Su imagen me inundó conforme mis pies subían uno tras otro los desvencijados escalones de la torre, su rostro, el calor de su cuerpo, el latido de su corazón, sus desconcertantes ojos, … Sacudí mi cabeza con frustración, mi cuerpo deseaba verla de nuevo, e incluso, tenerla y estrecharla otra vez contra él, el exquisito calor de su piel, su olor, el tono de su voz…. No, no y no, pero ¿qué demonios me estaba pasando? No me la podía quitar de la cabeza, pero lo que más me preocupaba era lo que me había contado con respecto a sus padres ¿cómo serían? Me lo preguntaba una y otra vez. Recordé y analicé cada momento que había pasado con ella, cada palabra y cada gesto, sonreí, seguro que en estos momentos estaría asustada ante la presencia de tanta gente, su cara de seguro se encontraba de una tonalidad roja haciendo sus rasgos aún más atractivos, estaría ansiosa y yo la vería, iría hacia ella, la rodearía entre mis brazos, cogería su mano, rozaría sus mejillas y la tranquilizaría antes de…, ¡¡No, no y no y mil veces no!! De verdad tenía que dejar de pensar en ella de esa forma.
Con esa tortura me encontraba delante de la que sería mi habitación por ese curso. Abrí la puerta esperando encontrarme con mi nuevo compañero, pero estaba vacía, “mejor” pensé, no quería que nadie me viera en aquellos momentos de esa guisa. Elegí la cama de la derecha, dejé caer mi mochila y mi petate en el suelo a los pies de ésta y me tumbé sobre ella, la verdad es que era bastante cómoda a comparación de los camastros sobre los que solía dormir. Cerré los ojos, mi pulso aún estaba acelerado, aunque mi respiración se mantenía tranquila, el recuerdo de aquella chica me había perturbado demasiado y sin razón, no la conocía y, por su bien, debía mantenerme tan alejado como pudiera de ella, al menos, hasta que supiera mejor hasta que punto era o no parte del enemigo. Enemigo, sonreí ante la idea de que aquella frágil, asustadiza y tímida chica pudiera formar parte de la amenaza que suponía Medianoche y la gente legítima que habitaba en ella, pero, aunque no lo fuera, quedaba por tener en cuenta saber en qué equipo jugaban sus padres, lo cual podía ser decisivo para ser o no su amigo, al fin y al cabo estaba en una misión y mi vida se podría poner en juego.
De nuevo me encontré respirando entrecortadamente y con el pulso a mil por hora a causa del recuerdo de su rostro, de sus gestos, de su persona en sí, pero la apertura de la puerta de la habitación y un “¡WUAU!” me sacaron de mis ensoñaciones. Me incorporé para ver con satisfacción como un chico rubio, alto aunque más bajo que yo, con un moreno de playa y con divertidas modificaciones sobre el uniforme reglamentario de la Academia, entraba con cara de asombro y burla dentro de la habitación portando una enorme maleta con ruedas, una mochila y un pequeño baúl que cargaban dos hombres detrás de él.
- ¡Hey! – me saludó mientras dejaba sus cosas al lado de su cama – Supongo que tú eres Lucas Ross ¿no? – asentí - ¡Wuay tío! Yo soy Vic, encantado - me tendió la mano que estreché, él me devolvió el apretón con entusiasmo al mismo tiempo que hacía un gesto con la cabeza a los dos hombres para que dejaran el baúl al lado de lo demás – Gracias Robin, Paul, ya podéis marcharos y decidle a mi madre que se largue antes de que suba aquí y me arrastre a su lado. Decidle que esto… - echó un vistazo a su alrededor haciendo un gesto que abarcaba por completo la habitación – está genial, un poco tétrico, pero que estaré bien ¿de acuerdo tíos?
- Si chaval – contestó el que parecía ser el mayor de ellos, tras lo cual y después de hacerme un saludo con la cabeza, cerraron la puerta al salir.
- Bueno y ¿qué? – Vic me miró con una sonrisa en su redondeada cara.
- ¿Qué de qué? – le pregunté confuso.
- Pues que qué te parece todo esto, siniestro ¿no es verdad?
- Un poco, – reconocí divertido – pero lo terrorífico comienza mañana.
- Sip, estoy de acuerdo colega – dijo con demasiado entusiasmo, más del que podía haber imaginado en nadie que hubiese entrado en aquel sitio.
Me alegró reconocer que Vic no era un alumno legítimo de Medianoche, sino que pertenecía, al igual que yo, al nuevo alumnado de ésta. Estuvimos más de diez minutos hablando sobre nuestras vidas y qué hacíamos o, más bien, Vic estuvo hablando de ello, pues casi no me dejó abrir la boca, lo que, por otra parte era estupendo pues no me gustaba hablar de ella. Transcurrido ese tiempo, alguien llamó a nuestra puerta para advertirnos de que la presentación iba a comenzar en dos minutos. De nuevo mis nervios florecieron tan rápido que una suave sacudida me recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza, haciendo que ésta me diera vueltas, solo la perspectiva de volver a verla me hizo hiperventilar durante un segundo.
- Bueno qué – Vic me palmeó el hombro haciéndome recupera un poco el control de nuevo sobre mí mismo – Vamos a ver qué tal están las chavalas de este lugar – nos sonreímos mutuamente, aunque yo lo estaba haciendo más por mantener la farsa que por otra cosa, pues ahora los nervios que me atacaban hasta hacía unos momentos por todas partes, ahora se habían concentrado en mi estómago – Vamos o qué tío – insistió, me había quedado petrificado en el sitio pensando de nuevo en ella.
- Sí, ve tú delante ¿ok? – me miró desconcertado, pero asintió y salió segundos después por la puerta cerrándola tras de sí.
Aún no estaba listo para bajar y enfrentarla, no entendía que narices me estaba pasando, nunca me había sentido así y mucho menos por una chica.
Tardé varios minutos más en conseguir tener la cabeza lo suficientemente fría como para mantenerme sereno y bajar a la presentación del curso. Mientras lo hacía me encontré con algunos alumnos legítimos que me miraron de reojo y se apresuraron para llegar lo antes posible. La ira de nuevo hizo presencia en mí, haciéndome olvidar todo lo demás, me entraron ganas de agarrarme a golpes con ellos, lo que me hubiese venido bien pues así hubiera descargado la adrenalina que se estaba acumulando en mi interior junto con los malditos nervios, pero tenía que contenerme, no podía llamar la atención desde el primer momento, aunque ya sabía yo que eso era casi imposible, el odio y el asco que me producían aquellos que formaban parte de Medianoche era superior a mis propias fuerzas, por eso no podía acercarme a Bianca, Vic no tenía remedio, era mi compañero y esperaba sinceramente levarme bien con él, pero yo no venía a hacer amistades, solo quería conseguir la información que necesitábamos y largarme de allí cuanto antes mejor.
Terminé de bajar las escaleras con ese pensamiento, sería cordial con ella, pero la alejaría todo lo que pudiera de mí, no comenzaría una amistad que no pudiese mantener, además sólo la perjudicaría y ella me lo haría a mí. Estaba convencido de todo ello y era firme sobre mi decisión de mantenerme alejado y ser distante, sin dejar de ser cortés con ella, pero todo ello se desmoronó cuando llegué al último escalón de la escalera, cuando solo me quedaba el último paso para alcanzar el vestíbulo, ella apareció por mi izquierda, al parecer bajaba de su habitación al igual que yo, estaba tan guapa, aunque supuse que no todo el mundo la veía así pues varias personas se giraron y la miraron con un poco de desdén, lo cual me hizo enfurecerme, pero me concentré en ella para calmarme. Se la veía ansiosa, abochornada hasta la médula, sentí la necesidad de ir hacia ella y tranquilizarla de nuevo, de hecho, mi cuerpo comenzó a moverse en su dirección conforme ella miraba a su alrededor ¿buscándome? Parecía buscar algo o a alguien eso seguro, ¿pero a mí? No, no podía ser. Me forcé a quedarme en el sitio, quieto, incluso subí un par de escalones más, sabía que desde allí tendría una visión bastante buena de toda la estancia, pero sin ser descubierto. Me obligué a dejar de mirarla, de mirar en su dirección y me concentré en todo lo demás. Como imaginaba, los alumnos legítimos de Medianoche se encontraban en el centro del vestíbulo, enfrente del podio donde se encontraba la Sra. Bethany lista para comenzar a hablar y los demás profesores. Mi atención se centró rápidamente en ella, arrogante y presuntuosa así se la veía ahora, quería parecer simpática y atenta, pero bajo toda esa fachada se encontraba un ser vil y cruel en esencia, la manipulación era su mejor amiga y la falsedad su mejor arma, sin duda era el ser más peligroso al que me iba a enfrentar en aquel lugar y al que más debía temer y estudiar, pues la reputación de su ferocidad era legendaria.
- ¡Atención! – me sorprendí como con solo aquella palabra aquella mujer había conseguido lo que quería, silencio y atención absolutos de todos, incluso los nuevos alumnos la respetaban aún sin conocerla en ese momento.
Me fijé más detenidamente en todos los que se encontraban en aquella sala, comencé por el extremo opuesto al mío, allí se encontraban varios alumnos a los que distinguí como nuevos, todos separados, pero cercanos unos de otros, como sin saberlo, intentaran protegerse mutuamente del peligro que acechaba bajo la perfecta fachada de aquellos que tenían enfrente, incluyendo, como no, a la directora. Siguiendo el borde del grupo principal y pegados a la pared se distribuían todos los alumnos nuevos que habían llegado este año, delante de la directora, pero cerca de la pared, estaba Vic junto a una chica morena que más bien parecía un chico y cuyo aspecto desgarbado y más bien desastroso, desentonaba en aquella multitud. Sonreí para mí mismo, pues Vic llevaba una camisa hawaiana debajo del jersey del uniforme, pero encima de la camisa, la chica del pelo corto llevaba un uniforme varias tallas más grandes que ella, otro de los chicos nuevos llevaba puestas unas deportivas azules que no eran “aptas” para aquella vestimenta, en fin, se podría decir que los alumnos nuevos desentonaban a favor para que se les distinguieran de los legítimos, lo cual me venía de perlas, pues eso me hacía las cosas más fáciles, pues, aunque para mí distinguirlos era sencillo, podría encontrarme más casos como los de Bianca que me lo pusieran difícil. Al pensar en ella mi mirada se desvió automáticamente hacia el lugar donde se encontraba, estaba tan adorable, aunque por su postura encogida, su cara sonrojada y el miedo que reflejaba su rostro, supe que estaba muerta de pánico. Mientras la contemplaba capté una conversación sin palabras entre ella y alguien que estaba en el podio donde la directora estaba dando su discurso, me fijé entonces en todos aquellos que se encontraban a cada lado de la directora y vi a las personas que habían captado su atención. En el extremo más cercano a donde me encontraba, una pareja le sonreía fraternalmente a la chica, pero en vez de centrarme en ellos, primero me dediqué a estudiar a todos los demás. “Como no”, maldije frustrado, todos ellos se ajustaban al prototipo de Medianoche a la perfección, todos ellos eran legítimos miembros de la Academia, no había ninguno que se ajustara al nuevo perfil de admisiones. Entonces me centré en los dos que tenía más cerca, los que parecían ser los padres de Bianca, pero para mi disgusto, me di cuenta de que ellos eran exactamente iguales a los demás profesores, lo cual me sorprendió, me cabreó, me frustró y, por último, me puso ansioso, pues no concebía como unos padres como aquellos podían tener una hija como la que tenían, caliente, suave y cuyo corazón latía con fuerza en su pecho. Secuestro, rapto, adopción,…, fueron algunas de las cosas, junto con la palabra “asesinato”, que me vinieron a la cabeza en aquel momento y, que de algún modo, conseguirían explicar, en parte, el miedo y la impresión que aquella chica tenía esta mañana sobre aquel lugar. Sonreí de nuevo mirándola otra vez, era intuitiva eso sin duda, guapa, inteligente, divertida, afectuosa… No, no y no, tenía que dejar de verla de esa manera o me iba a volver loco, ahora más que nunca, sabiendo como son sus padres debo alejarla de mí, por su bien y por el mío, no creo que ellos acepten a alguien como yo junto a su hija y yo no puedo aceptarlos siendo lo que son, los odiaba, a ellos y a todos los de su clase, por desgracia eso incluía también a Bianca, lo que no era reconfortante para mí.
Desarmado y con un vacío desconocido en mi pecho subí pesadamente las escaleras de nuevo a mi habitación en cuanto la Sra. Bethany terminó su discurso, pero antes de hacerlo le eché una última mirada, seguía allí, moviéndose nerviosa de un lado a otro, seguía busca que te busca, pero sin encontrar lo que fuese que buscaba, si era a mí ya no importaba, entre ella y yo ya no podría haber nada, su mundo y el mío eran lo opuesto, enemigos, y eso nos separaba. Cuando me di la vuelta el hecho de que la tenía que alejar se hizo más palpable que nunca, por mucho que me molestara y, no sabía porqué exactamente, tenía que pasar de ella como si no la conociera, por mucho que deseara estar cerca de ella no podía ser y no sería su amigo, mi misión era clara y certera, no podía encariñarme con nadie y mucho menos con alguien que estaba en las filas enemigas, o al menos, entre las suyas y las mías. El día de mañana sería una dura prueba, el verla iba a ser duro, pero si conseguía mantenerme firme, la podría olvidar fácilmente, deshacerme del anhelo que me embargaba sería menos duro y el tratar con ella cordialmente, si se daba el caso, no sería tan arduo. Pero las cosas nunca son como uno quiere, ni suceden de la forma que uno espera, por mucho que me duela admitirlo el Sr. Wuatanabe tenía razón “el tiempo aminora el dolor, pero no lo borra del todo, lo que hace que uno sea feliz puede convertirse en infierno si no se puede conseguir, ver a personas que te importan y no poder ayudarlas aunque sea lo que más deseas es una tarea demasiado ardua y que al final siempre conlleva a la misma cosa, errores, errores que traen trágicas consecuencias que al final llevan por el camino del dolor y la desesperación”, solo ahora comenzaba a comprender esas palabras suyas que habían sido tan desconcertantes para mí, hasta hoy no las había comprendido ninguna de las veces que él las había dicho, pero desde el mismo momento en el que esa chica entró en mi vida y deseé protegerla con todo mi ser, sus palabras, en la situación actual, se habían hecho tan tangibles en mí, que, para mi desesperación, pesaban como una losa.
Me tumbé en la cama derrotado y ansioso porque todo aquello solo fuera una pesadilla, una maldita pesadilla, seguía sin entender como ella podía ser hija de esos dos personajes, como podía vivir rodeada de ellos y no darse cuenta de lo que eran, pero debía dejar de pensar en ella, la decisión estaba tomada y ya no había marcha atrás. Mientras me ahogaba en mi desesperación Vic entró como una ráfaga de viento alegre y fresco, sacándome de mis cavilaciones, intentó mantener una conversación conmigo, pero yo no estaba para fingir que estaba bien y mucho menos poder fingir que estaba bien. Le pedí perdón y salí de la habitación dejándolo con una cara que manifestaba su creencia de que me consideraba un “raro”, pero no me paré para preguntarle, solo quería salir de allí, respirar aire y pasear para vaciar la mente.
Me adentré en el bosque corriendo, lo necesitaba, necesitaba cansarme, sacar fuera de mi cuerpo aquella adrenalina que me consumía, sacar la pena que me acechaba y cansarme para no sentir otra cosa que no fuera agotamiento, para no sentir la pena que me oprimía el pecho. Corrí y corrí haciendo círculos por los alrededores de la Academia. Me paré cuando comencé a escuchar voces muy cerca de donde me encontraba, me puse en actitud defensiva mientras me acercaba lentamente, delante de mí había un pequeño grupo de alumnos legítimos de Medianoche, pero aunque las ganas de meterme en una pelea me invadía cada vez más no podía hacerlo, no debía y no iba a hacerlo a no ser que me provocaran. Con los músculos tensos, los puños cerrados sobre ellos y respirando fuertemente a causa del esfuerzo por mantenerme sereno y alejado de aquellos seres despreciables, me dirigí en dirección contraria a donde se encontraban. Me encontraba bordeando la orilla del lago de los terrenos del Internado cuando oí su voz, quedé petrificado en el sitio, no podía ser, no podía tener tan mala suerte, estaba intentando escapar de ella y ella me perseguía hasta allí, no, esto no podía ser verdad, debía ser un broma del destino u obra de mi imaginación, pero no lo era, la estaba oyendo hablar una y otra vez. Me escondí detrás de un árbol para que no me viera, escuché que no estaba sola, al parecer su padre estaba con ella. De nuevo la ira me puso rígido, pero me obligué a no moverme de donde estaba, sentí la necesidad de acercarme y pedir explicaciones, de preguntar, gritar y acusar a su padre de sus actos con respeto a aquella chica, pero ¿quién era yo para hacer aquello? ¿qué lograría con ello? Nada, absolutamente nada, eso es lo que iba a conseguir, solo exponerme y poner mi vida en peligro. Oí como se marchaban directos hacia el Internado, me resbalé hasta que me topé con el suelo, perplejo y confundido así me quedé sobre la húmeda tierra que quedaba bajo mi cuerpo. No recuerdo cuanto tiempo estuve allí, lo único que sé es que parte de mí se quedó junto aquel árbol, dejando atrás todo lo sentido en aquel día, ya solo podía mirar hacia delante, ya solo me concentraría en mi misión, ya no pensaría más en ella, sus recuerdos y mis posibles sentimientos hacia ella se quedaron allí, sobre las raíces de aquel árbol.


Fin del capítulo.

Espero lo hayan disfrutado, intentare no tardar mucho en colgar el tercero.
Besos y gracias por estar ahi. Espero sus comentarios.

11 comentarios:

  1. Graciiiiiiiiiiiiias Estrellita y perdon por lo de tus perros..... merecen aire libre !!!
    y de verdad q qro ver q sucede en el tercero por q es cuando el la ignora ......... me gusta como desde un principio son de fuertes sus sentimientos hacia ella !!

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  2. Muchas gracias me encantaaaaaaaa quiero mas jejejeje un beso y cuidate.

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  3. a graxx por el capitulo estrellita

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  4. ESTRELLITA ESTA GENIAL EL CAPI!!
    YA QUIERO EL 3!! es una adiccion leer este libro!!!que lindo piensa mi Lucas!!
    besos cuidate!!
    ZERESADA!!XD!

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  5. Hola Estrellita, me encanto bueno eso ya lo sabes, me encanta como escribes y como pones lo q piensa Lucas es muy bello...
    Bueno aqui estare esperando ansiosa el 3 capi Bsos Cuidate

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  6. gracias a todas de verdad que las quiero
    besos

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  7. NOOOOOOOOO
    AQUI HAY UN PROBLEMA
    COMO QUE
    YEZIZITHA= "MI LUKAS" querras decir el lukas de yvete

    CAROL= "LUKAS BELLO" naa mi lukas bello y hermoso

    mio mio mio mio mio
    jajajjajaaj

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  8. disculpa yvette!!! no me equivoke al decir mi LUCAS !! xq es mio !!! no te me euivokes!! ok!!
    yezi y lucas!!!:)XD!!!lucas !!lucas !! lucas!!
    mio mio mio mio mio!!

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  9. oye oye no os peleeis, al fin y al cabo sabeis q lucas es mio jejejejje, q pa eso es a mi a kien me dice lo q piensa jajajajjajajja
    besitos

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  10. Touché................

    soy un mar de lagrimas..........

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  11. hace rato me habia preguntado como seria medianoche desde el punto de vista de lucas.... ejjejejejee

    gracias por dedicas tiempo a escribir estos capitulo....

    saludos

    att: je_tatica

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