miércoles, 1 de julio de 2009

CONTINUACIÓN DE ADICCIÓN

Hola a tod@s,
sé q pa los q llevais tiempo siguiendo mi historia esto os parecerá una perdida de tiempo, pero para los q son nuevos creo q se merecen un respeto y q lean todos los capis anteriores antes de colgar el nuevo (en producción), por ello he decidio subir un par de capis por día así tod@s podréis vivir desde el final del libro de Claudia Gray las lokuras de mi cabeza con respecto a Lucas y Bianca.
Besitos a tod@s y gracias por estar ahí conmigo, besos.

Continuación del capítulo 22

"si " mire a lucas mientras cogia su mano entre la mia " estoy con vosotros".

Al instante Raquel se levantó y tomó mis manos entre las suyas diciéndome “¡Esto va a ser genial!” sonriendo de oreja a oreja.
Yo intenté sonreir, pero hice una solo una mueca, no sabía porqué, pero su entusiasmo me molestaba.
Me solté de su agarre y miré a Lucas, el cual nos miraba consternado, pero sobre todo, me miraba a mí con una preocupación que rayaba lo profundo. Cuando sus ojos se fijaron en los míos y viceversa, pude comprender al fin su profunda preocupación por mí, él estaba pensando en el tiempo que íbamos a estar con la cruz negra encerrados mientras durara el aislamiento, lo cual era un suplicio por el miedo a que me descubrieran y, era más, porque durante todo ese tiempo ¿cómo iba a conseguir alimentarme de sangre sin ser descubierta o infligir las normas que pudieran delatarme?
No, yo aguantaría, otros vampiros como Courtney lo habían hecho, habían estado un tiempo sin alimentarse de sangre y eso solo los había debilitado un poco, pero como si mi cuerpo quisiera llevarme la contraria, mi estómago volvió a rugir en aquel momento “Aguántate y acostúmbrate”, pensé.
Al oír esto Lucas se puso aún más tenso y rígido de lo que se había puesto al ver mi expresión y supe que no me había equivocado, pero intenté tranquilizarle regalándole una pequeña sonrisa y apretándole la mano entre la mía fuertemente. Él me devolvió el apretón y se relajó, pero, aunque el entendimiento entre nosotros aumentaba a cada segundo que estábamos juntos, la preocupación no se desvaneció de sus ojos en ningún momento.
-“Bueno, creo que hoy a sido un día muy largo y duro y todos necesitamos descansar,” comenzó a decir Kate, - “así que todos a la cama”, - mirándonos fijamente a Lucas y a mí cuando añadió - “sin excepciones. Las chicas arriba a la derecha y los chicos a la izquierda. Tumbaos donde queráis siempre que no molestéis, escoged habitación y a dormir”, - hasta que añadió esto no me había fijado que el almacén tenía dos plantas: la baja, donde nos encontrábamos, era rectangular, sin ninguna columna en medio, solo un espacio amplio lleno de cajones en los cuales nadie parecía saber lo que había; y una primera planta a la que se accedía por una escalera situada en el centro de la planta baja y que daba de frente a una habitación que se veía pequeña. Situadas al lado de ésta había varias habitaciones más, supuse, pues a cada lado había tres puertas cerradas con grandes ventanales tapados en su interior.
- “Kate, podemos hablar un momento” - pidió Lucas. Nunca llamaba a su madre “mamá” delante de los demás componentes del grupo, al menos conscientemente.
- “Ahora no Lucas, más tarde, o mejor mañana, podremos hacerlo”
- “No, prefiero que lo hagamos ahora” y lo dijo con tal seriedad, determinación y dureza en su voz que le miré consternada, sus ojos estaban fijos en su madre, quien también se giró hacia él y al ver su expresión se puso en guardia.
- “Ya te he dicho que lo que sea puede esperar a mañana, es muy tarde y todos estamos muy cansados así que...”
- “Pues yo digo que no” - replicó y cogiéndome más fuertemente de la mano añadió - “¿No pensarás que me voy a separar de Bianca? ¡De eso ni hablar! ¡Ni aunque sepa que está al otro lado del almacén la voy a dejar sola!”
- “¡Lucas no sigas!” - lo atajó Kate con una fiereza en los ojos que solo le había visto en el banco de sangre la noche que perseguíamos a Charity. - “Sabes cuales son nuestras normas y las vas a cumplir como siempre has hecho, Bianca ya no corre ningún peligro entre estas paredes, con lo que cada uno se irá a su sitio a dormir hasta mañana ¿Entendido?” - fulminó a su hijo con la mirada y comenzó a darnos la espalda de nuevo.
Y cuando creía que estaba todo zanjado, Lucas volvió a replicar - “Pues yo creo que no” - volvió a mirar a su madre con una determinación que me recordó de nuevo que él tenía 3 años más que yo, aunque en ese momento parecían más.
- “¿A no? ¿y qué te hace pensar eso?” - respondió Kate con burla.
- “Solo te digo que tenemos que hablar en privado madre
- “No tengo nada que esconder, lo que tengas que decir lo puedes decir delante de los demás”
- “Como quieras. Solo quería decirte, como ya he dicho, que no pienso dejar a Bianca sola, ni siquiera por una noche, no ahora que la tengo a mi lado, así que, o dormimos en el mismo sitio o ahora mismo nos marchamos de aquí”. - Sus palabras me pillaron tan desprevenidas como a Kate, hacía un rato Lucas estaba desolado por el hecho de que si no me quedaba con ellos nos veríamos en la tesitura de separarnos mientras durara el aislamiento de forma indefinida y, ahora, por el contrario, estaba proponiendo nuestra huída sino nos dejaban estar juntos ¿Pero qué era lo que se le estaba pasando por la cabeza?.
Miré a Kate, la cual estaban tan desconcertada como yo, y por unos segundos creí que le iba a replicar allí mismo, delante de todos, pero entonces, recorrió la habitación y a cada rostro allí presente con sus ojos llenos de dudas y dijo - “De acuerdo, hablemos en privado”
- “¡Pero Kate! ¿vas a dejar que se salga con la suya?” - intervino Eduardo. - “lo que acaba de decir Lucas está fuera de lugar, si hace eso…”, - pero Kate con un gesto de la mano lo silenció y sólo dijo “Mi hijo y yo debemos poner algunas cosas en su sitio y discutir otras, así que por favor si nos perdonáis” y dicho esto Lucas soltó mi mano tras darme un fuerte apretón y ambos subieron las escaleras hacia la planta de arriba sin que nadie se atreviera a seguirles o a reprocharles cualquier cosa, de hecho todos siguieron con lo que estaban haciendo antes de la conversación entre ellos, sólo Eduardo, que miraba hacia la puerta de la sala donde Lucas y su madre se habían metido, y yo, que también miraba en esa dirección sintiéndome nerviosa y extrañamente esperanzada a la vez que desconcertada, fuimos los únicos que seguimos su trayectoria.

Capitulo 23

Pasaron los minutos y ni Lucas ni su madre salieron de la sala. Eduardo hacía rato que se había sentado y estaba preparando las armas de nuevo, afilando cuchillos y cortando estacas, imagen con la que me estremecí. Dana y Raquel se habían ido a un lado del almacén donde Dana le enseñaba a Raquel las diferentes armas y sus usos, a lo que ésta respondía con entusiasmo. El resto del grupo estaba disperso por el lugar, haciendo diferente cosas: durmiendo sobre el sucio suelo del almacén recostados sobre cualquier cosa; contando y preparando armas al igual que Eduardo; entrenándose, aunque sin ningún entusiasmo; cualquier cosa que los mantuviera ocupados y distraídos, supuse.
Yo no quería, aunque podría hacerlo perfectamente, escuchar lo que estaba pasando dentro de la habitación, sentía que sería robarle la poca intimidad a una pequeña familia como la de Lucas en un momento como éste, así que me dediqué a pasear de un lado a otro, más nerviosa a cada momento que pasaba, comiéndome las uñas y sorprendida al ver que, aunque cada vez más miembros de la cruz negra se estaban quedando dormidos de cualquier manera y en cualquier lugar, pues debía de ser ya bastante tarde, ninguno de ellos se atrevía a subir las escaleras que les llevarían a sus respectivas camas, para no ser sorprendidos por Kate o Lucas al hacerlo, pensé.
Me pregunté en ese momento si todo lo que Lucas me había contado sobre que era un cero a la izquierda de este grupo era o no verdad, pues al recordar la reacción de todos cuando él se había dirigido a su madre y, como ninguno de ellos lo había interrumpido a excepción de Eduardo y porque éste había considerado que lo que estaba haciendo Lucas no estaba bien, o si solo lo hacían porque Kate era su líder, o al menos, llevaba a cabo y había asumido este papel dentro del grupo, lo cual me pareció lo más lógico, pues si ella que era la líder y madre de Lucas no la habían contrariado ¿Quiénes eran ellos para hacerlo? Quizás si lo hubiese hecho alguno Kate se hubiese enfadado, y por lo poco que la conocía sabía que era mejor no llevarle la contraria.
Dana y Raquel se me acercaron varias veces para que me uniera a ellas, primero para que comenzara con la instrucción sobre las armas, pero Dana ya me había dicho que en los siguientes días nos lo explicarían de nuevo por lo que no me entusiasmaba demasiado en ese momento conocer las diferentes armas que se usaban para matar de forma eficaz y efectiva a los que eran como yo, además el simple hecho de tener que sujetar una estaca y usarla, aunque fuese solo para practicar, contra alguna de ellas se me hacía imposible; luego me habían invitado a comer algo con ellas, pero tenía tan revuelto el estómago por los nervios que era incapaz de ingerir nada, además nada de lo que me pudiesen ofrecer era lo que realmente necesitaba, pues en ese momento lo que más me reconfortaría y calmaría mi sed era beber un poco de sangre, lo cual quedaba descartado de forma automática al estar rodeada de todos aquellos miembros de la cruz negra, incluso el estar cerca de Dana y Raquel era peligroso para mí si se enteraban de mi verdadera condición. Así que disentí en ambas ocasiones y me alejé de ellas. Seguí dando vueltas por el almacén intentando distraerme y controlándome de forma que no me dejara llevar y escuchara a escondidas la conversación de Lucas y su madre desde donde me encontraba, ¡No, tengo que ser fuerte, necesitan intimidad! Me repetía una y otra vez a mí misma mientras seguía vagando de un lado a otro. Cuando se aburrieron y el entusiasmo de Raquel empezó a menguar, también ellas se recostaron de mala manera y como pudieron sobre una caja de las muchas que había esparcidas por el almacén. Una al lado de la otra. No se me pasó por alto que Dana, al igual que el resto de componentes de la cruz negra supuse, dormía con una estaca entre las manos, pero al parecer Raquel no se había fijado en ese pequeño detalle.
Recordé que Lucas, la noche que pasamos juntos en el motel tras escaparnos de Medianoche, de la señora Bethany, de mis padres, de Balthazar y demás componentes del grupo que se había formado para capturarlo cuando se descubrió que era un cruz negra, también llevaba una pequeña y tosca estaca en los pantalones, en lo cual me había fijado mientras lo miraba vestirse mientras su madre nos esperaba apoyada en el marco de la puerta de la habitación donde habíamos pasado la noche. Debe de ser una de esas costumbres que se han ido enseñando de unos a otros para estar siempre preparados para que nadie como yo los pillara desprevenidos, pensé y me prometí que más tarde, cuando Lucas y yo pudiéramos disfrutar de algún momento a solas, pues no creía que Kate fuera a aceptar la exigencia de que su hijo y yo pasáramos la noche juntos, se lo preguntaría.
Siguieron pasando los minutos sin ningún cambio, y ya estaba al borde del colapso, sentada sobre el mismo cajón donde Lucas y yo nos habíamos sentado antes, comiéndome compulsivamente las uñas de nuevo, o al menos lo que me quedaban de ellas, cuando por fin la puerta se abrió, pero esto no pareció importarle a nadie que no fuera yo, o bien las personas que nos rodeaban fingían muy bien que seguían durmiendo, o por el contrario de verdad dormían, ya que cuando Lucas y su madre por fin salieron de la pequeña habitación, nadie excepto yo y Eduardo, que había abierto los ojos un poco antes de volverlos a cerrar, los miramos.
Lucas bajó las escaleras casi a la carrera con el triunfo dibujado en sus ojos, vino hacia mí, me tomó por la cintura poniéndose a mi espalda y miró a su madre que se había quedado arriba de la escalera para poder ver a todo el grupo, supuse, cuando dijo con voz alta y clara para que todos la escucharan - “Bien, ha sido un día muy largo, ahora por favor, todos a dormir, mañana comenzaremos a planear y preparar lo que haremos de ahora en adelante hasta que el aislamiento pueda ser levantado. De forma que intentar descansar lo máximo posible. Buenas noches a todos” - y dicho esto le hizo un gesto a Eduardo para que se reuniera con ella en lo alto de la escalera, a lo cual él obedeció sin reproche alguno, uniéndose a ella tras unos segundos. Todos los demás hicieron lo que se les había mandado, comenzaron a subir las escaleras hacia las habitaciones separadas por telas bastante somnolientos tal y como se les había dicho, hombres a la izquierda y mujeres a la derecha, todos excepto Lucas y yo que seguíamos parados en el piso inferior. Desde allí pude ver que un par de parejas en las que no me había fijado, incluyendo a Eduardo y Kate, entraban por diferentes puertas de las que había al lado izquierdo de la habitación donde Lucas y su madre habían hablado, pero antes de adentrarse completamente en la habitación Kate se nos quedó mirando con ferocidad y desacuerdo, sobre todo a su hijo, al cual le mandó una mirada de resentimiento y advertencia, ¿sobre que le estaba advirtiendo?, me estremecí solo de pensarlo, pero al final ella también se metió en su habitación junto a Eduardo que le estaba esperando fulminándonos de igual forma con la mirada, recostado en el marco de la puerta.
Miré a Lucas cuando se cerró la puerta con miles de preguntas e incertidumbre en los ojos, pero él movió la cabeza y me susurró - “Luego, ahora vamos a buscarte algo para cenar ¿te parece bien?”, - lo cual me dejó congelada en el sitio.
Sin poder moverme dije muy bajito, casi en un susurro de forma que nadie más lo oyera - “¿Mi cena? ¿Te refieres a…?”, - pero no pude terminar la frase, miré a mi alrededor con miedo para cerciorarme de que no había nadie que pudiera escucharnos. Él me sonrió y, aunque en sus ojos se veía claramente un atisbo de desacuerdo y repugnancia, me agarró de la mano y me llevó a la parte trasera del almacén donde se había una puerta, por la cual yo ya había pasado antes, la abrió y dejó ver unas escaleras que bajaban a un piso inferior.
- “Supongo que no será lo mismo que tomar sangre en un vaso, pero seguro que ahí abajo debe de haber ratones o ratas”, - hizo una mueca de asco aunque intentó disimularla, - “pero mejor eso que perder la cabeza y atacar a alguien dentro del campo del enemigo ¿no crees?” - dijo riéndose.
¿Atacar a alguien? ¿Dentro del campo del enemigo? Lucas me estaba dando la oportunidad de que me alimentara de algo vivo antes ¿de qué? ¿de qué, como había sugerido, perdiese la cabeza y le atacara a él o a cualquier otro miembro de la cruz negra? ¿a Dana o a Raquel?. No quería creer que fuese por eso, al menos no quería creerlo porque si de verdad lo había dicho por eso, entonces yo me había equivocado con él también, él era un cínico al que le gustaba ver sufrir a los que le rodean. ¡No, no y no! Lucas no era sí.
Aún convenciéndome de ello, no pude reprimir la necesidad de preguntarle - “¿Qué es lo que has querido decir con eso?” - mirándole ceñuda y cruzando mis brazos sobre mi pecho.
Él me miró perplejo, observándome como si me hubiese tomado a mal una broma, ¿habría sido eso una broma para que me relajara?, no estaba segura, pero antes de que pudiera preguntárselo, él me contestó - “Bianca no te lo tomes a mal, preciosa, solo he pensado que ya que tu estómago no ha hecho otra cosa que rugir en todo este tiempo, creí que querrías tomar algo antes de ir a dormir, lo demás solo ha sido un pequeño chiste del que poder reírnos, mi amor, por nada del mundo he querido ofenderte” - y, entonces, me miró con la suplica en los ojos para que le perdonara y no le tuviese aquello en cuenta.
No me pude resistir a esa mirada, como me pasaba con todo lo que le concernía, y con una sonrisa le contesté - “De acuerdo te creo y te perdono, pero no lo vuelvas a hacer, no me ha gustado” - y, aunque intenté decirlo de una forma suave y restándole importancia, mi voz sonó dura y distante.
Me tomó entre sus brazos, estrechándome contra su cuerpo y susurrándome al oído me dijo - “Lo siento de verdad, no pretendía decir nada que te molestara, solo es que estoy preocupado por ti, no quiero perderte Bianca, de verdad que no y si no tenemos cuidado, si alguien descubriera lo que eres…”, - se le trabó la voz, pero continuó diciendo - “ya sabes que primero actuarían y luego preguntarían, sabes también como yo que no son gente con la que se pueda razonar cuando están cerca de un vampiro y, mucho menos, si se sienten traicionados”, - me separó un poco de él y mirándome con ternura y dolor al mismo tiempo, añadió - “Bianca si te perdiera…, si tú te fueras otra vez.., si tuviésemos que separarnos…, de verdad Bianca, no sé lo que haría, me volvería loco y no sé lo que podría llegar a hacer” - y conforme lo fue diciendo sus rasgos se ensombrecieron y entristecieron tanto que lo único que pude hacer fue consolarlo abrazándolo fuertemente, a lo que respondió estrechándome contra él aún más y enterrando su cara en mi pelo.
Tras estar así varios minutos, con la sensación de no querer movernos, por fin él se retiró de mi abrazo y me dijo de forma mucho más jovial y animada - “Bueno y ahora ¿Qué va a ser, rata o ratón?”, - y en ese momento, como si éstos quisieran hacerme saber que de verdad estaban allí esperándome, oímos varios chillidos de ratas al fondo de la escalera que teníamos delante.
La verdad era que tenía sed, bastante para ser sincera, pues no había tomado sangre desde el desayuno y solo unos tragos antes de salir de la casa de la señora Bethany antes de dirigirme clase, pues Raquel había venido a recogerme para ir juntas. Pero por hoy podía aguantarla, ya intentaría beber sangre mañana o pasado, podría aguantar y hacerlo sola, cuando Lucas no tuviera que estar aquí conmigo, pues sabía lo repugnante que todo aquello le parecía, aunque no lo dijese en voz alta.
- “No ahora. Ya no tengo hambre, lo puedo dejar para otro momento o para mañana, no hace falta que estés aquí, ya sé lo duro que te resulta” - le dije acariciando su mejilla con el dorso de mi mano.
- “Pero Bianca, a mí no me importa” - dijo poco convencido - “además ahora no te va a molestar nadie y….”
Le corté con un gesto de la mano diciéndole a su vez y negando con la cabeza - “No, ahora no me apetece” - intentando sonar convincente, pero como siempre, como si mi cuerpo tuviera consciencia propia y no aceptara que yo me negara a poder llevarme a la boca aunque fuese un poco de caliente y fresca sangre, mi estómago rugió de nuevo, más fuerte que con anterioridad, como si lo hiciera para que Lucas lo oyera fuerte y claro y me hiciera entrar en razón.
- “¿A no? ¿estás segura?” - preguntó de forma burlona.
Me puse firme y me erguí, lo miré a los ojos y le dije - “Si, estoy segura. Además tengo que empezar a controlarme si quiero seguir aquí y no puedo malgastar las pocas reservas que pueda encontrar en este lugar a no ser que sea completamente necesario ¿no crees?, pues no sabemos cuanto tiempo tendremos que estar encerrados y si comienzo a gastarlas ahora que me puedo aguantar ¿qué haré cuando de verdad no pueda más y no quede nada? ¿lo has pensado?”
Me miró pensativo, parecía que iba a replicar, pero no lo hizo, solo asintió ante mis palabras tras unos segundos de reflexión y dijo - “De acuerdo, entonces vamos”
- “¿A dónde?” - y aunque me lo imaginaba en mi voz se distinguió perfectamente una nota de nerviosismo.
- “A dormir” - sonrió con esa sonrisa torcida y pícara que tanto me gustaba.
- “¿Juntos? Tú y yo”
- “Pues claro, ¿qué te creías, que te iba a dejar sola sabiendo que vampiros y fantasmas te están buscando?” - y bajando la voz de forma que solo yo pudiera oírla añadió - “¿crees que después de todo este tiempo sin ti, ahora que puedo tenerte todos los días solo para mí, voy a dejar de pasar alguno de esos maravillosos y escasos momentos alejado de ti, preciosa?. ¡no, de eso nada!” - y lo dijo de una forma tan seria, pero tan tierna a la vez que solo pude mirarlo incrédula, pero agradecida de tanto amor.
Mientras lo miraba y con sus palabras resonándome en la cabeza, noté como iba aflorando dentro de mí de una forma como nunca antes lo había experimentado, un sentimiento que ya conocía, DESEO, pero no como siempre lo sentía junto a él, sino de una manera nueva, de forma colérica, algo rallando la locura, como algo que tiraba de mí hacia él, de él hacia mí como nunca antes lo había hecho. En ese momento tiré de él hacia mí, y sin importarme quién nos pudiera o no ver o donde nos encontráramos, lo besé febrilmente atrayendo su cuerpo contra el mío, queriendo fundirme con él, no dejando espacio entre nosotros, ni una milésima. Lucas al principio se puso rígido, a alerta, pero solo le duró los primeros segundos, ya que después, viendo que yo no desistía de mi esfuerzo por fundirlo conmigo, también se dejó llevar y los dos nos arrastramos a través de la pasión del otro hacia terrenos mucho más peligrosos.
Pero tras unos minutos perdidos en nuestros sentimientos, con las manos del otro rozando cada parte de piel a la que podíamos acceder, cada centímetro del opuesto, Lucas, mientras acariciaba el borde de mis senos con sus dedos, mi bata y su camisa tirados en el suelo, me agarró dulcemente de los hombros por debajo de la camiseta del pijama y me apartó de él lentamente, como si no quisiera hacerlo, aunque sabiendo que debía hacerlo, y poco a poco, respirando entrecortadamente, se volvió a acercar a mí, y mientras lamía el lóbulo de mi oreja como si le costara no hacerlo, me susurró al oído - “Espera Bianca, debemos parar”
- “¡No!” - le respondí, acercándolo de nuevo para que no tuviera otra oportunidad para alejarse.
Se rió bajito, pero de nuevo se retiró un poco, sacó sus manos de debajo de mi camiseta y continuó - “Si debemos hacerlo, hazme caso, éste no es el mejor lugar para estar así”
- “¿Qué importa el lugar cuando nos estamos llevando por la pasión que sentimos el uno por el otro sin importarnos nada más?” - le pregunté confusa, como si las palabras no salieran de mí, sino que las estuviera diciendo alguien que no era yo, mientras mis labios recorrían el borde de su cuadrada barbilla de forma lenta y pausada.
Noté como le costaba concentrarse de nuevo, pero no sé como, mientras le besaba y lamía en el cuello, tomó fuerzas y respirando de nuevo entrecortadamente me insistió en susurros - “Bianca por favor, solo serán unos minutos, mientras que llegamos a nuestra habitación", - esto me dejó congelada, me aparté de él , mirándolo atónita. Él me devolvió la mirada y ya con la respiración mucho más normalizada y sonriendo siguió diciendo - “luego allí, en privado, podremos seguir si aún quieres hacerlo ¿De acuerdo?”.
Estando tan encendida como estaba no me había dado cuenta de que aún seguíamos en mitad de la planta baja del almacén, lo miré de nuevo y luego a nuestro alrededor, si alguien se levantaba y nos veía allí tal y como estábamos hasta hace un par de segundo…, no quería pensarlo, Lucas tenía razón, allí no podíamos continuar, si alguien nos pillaba, si Kate nos pillaba sería el fin de todo lo que Lucas había conseguido ese día, sería el fin de nuestro dormir juntos seguro. Con gran vergüenza y consternación, con los latidos de mi corazón aún acelerados y las mejillas rojas y encendidas, lo miré y le dije - “De acuerdo” - suspiré despacio - “iremos arriba” - y al decirlo me puse muy nerviosa ante lo que seguramente sucedería en la habitación, pues aunque casi hubiese pasado a penas unos segundos antes, no me había dado cuenta de ello, pero ahora…., ahora que sabía qué era lo que en verdad quería mi cuerpo, el miedo y el nerviosismo comenzaban a embargarme a cada segundo que pasaba. Pero de igual modo me embargaba el deseo de llegar cuanto antes a la habitación y seguir allí donde lo habíamos dejado.
Lucas recogió mi bata y su camisa del suelo, mientras lo hacía me bajé la camiseta del pijama y me puse la bata cuando me la dio tras habérmela sacudido. Le miré mientras se abrochaba de nuevo la camisa. Después levantó la vista, encontrándose con la mía y supe que, aunque había sido él quien nos había parado, estaba tan deseoso y nervioso como yo por llegar a la habitación.
Me cogió de la mano y sonriéndonos mutuamente comenzamos a subir las escaleras despacio, sin prisas, pero sin pausas, disfrutando del momento, mientras nos dirigíamos hacia la habitación, hacia nuestra habitación.

3 comentarios:

  1. hola mi nombre es aida quisiera saber cuando vas a bajar mas capitulos
    , por supuesto la continuacion del 23.gracias.

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  2. cuando se publica en libro
    espero que luego !!!

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  3. hola a todas...me llamo sol y la he seguido la ultima semana, he leído medianoche 4 veces en una semana, y no he leido los demas libros...pero tengo la más grande duda de todas; va a salir la cuarta edicion?

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